Páginas

domingo, 24 de marzo de 2013

Estampas de la Semana Santa de antaño



   En tiempos de El Limonero del Señor y Andrés Eloy Blanco:

El limonero del Señor
“Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
Y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro! Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor”.
Y la muchedumbre tomó los
frutos “que el cielo enviaba Dios”.
“Y se curaron los pestosos
Bebiendo el ácido licor
Con agua clara de Catuche
Entre oración y oración”.

El Cristo de Burgos



Para mil setecientos cincuenta ya existían los templos de Altagracia y Candelaria, que el 25 de agosto del citado año, así como la iglesia de San Pablo, fueron erigidos en parroquia por Real Cédula expedida en el Buen Retiro. En esa época se habían instalado las jerarquías catedralicias en la antigua ermita de Santiago de León de Caracas, frente a la Plaza Mayor y se había dado a la iglesia mejor edificación. Tenía ya su torre de tres cuerpos.

Estaban, en general, bien construida las iglesias de la ciudad,, considerándose, no obstante a la de Altagracia como la de mejor realización.
Desde tiempos remotos se veneraba en la iglesia de Altagracia el Cristo de Burgos, réplica del que existe en España. Se contaban en la colom+nial ciudad sus milagros y se repetía la tradición de su aparición. Un esposo celoso que tenía casi cautiva su mujer, no le permitía recibir en su casa ninguna visita sin que él estuviera presente.
Una noche de invierno, en una de sus breves ausencias, un anciano mendigo pidió albergue. Se le hizo pasar a una habitación abandonada, dándosele pan, huevos y una ánfora de vino. Al regresar el dueño de la casa fue informado de lo ocurrido. Protestó iracundo.
-Quiero que lo veas-dijo la esposa, y lo acompañó al sitio donde se encontraba el pordiosero. Al abrir la puerta, sólo hallaron en medio de un vivo resplandor, la imagen de Cristo Crucificado. El Cristo de Burgos se represente anciano. Al pie de la cruz el pan, los huevos y el vino.
Ante el Cristo de Burgos de Altagracia elevó sus preces durante siglos la Caracas colonial y piadosa. Hubo un tiempo en que tuvo más devoto que el mismo Nazareno de San Pablo.

La Semana Santa del Obispo

En tiempos del Obispo Díez Madroñero en que se acababa de concluir la fábrica del templo de Candelaria y del templo y convento de la Merced, carecieron de nombres las calles de la ciudad, se las llamaban según los templos en su vecindad o se les daba popularmente el nombre de algún personaje notable que viviese cerca, o el de algún suceso importante ocurrido en ellas.
Decidió el Obispo Díez Madroñero bautizar las calles con nombres que evocaran la vida y pasión de Jesucristo, ello además de poner cada casa bajo la protección de un santo o patrón celestial. Elaboró un plano de la ciudad, que recibieron los Obispos para su realización. Ocurría esto entre mil setecientos sesenta y cinco y mil setecientos sesenta y seis.
Desde entonces, y por unos cuantos años, la ciudad ofrecería con los nombres de sus calles permanente evocación de la vida y pasión de Cristo, la cual estuvo representada con los nombres de las calles de Oeste a Este:
*Prendimiento de Jesucristo, 
*La Agonia, 
*El Perdón, 
*El Testamento, 
*La Muerte y Calvario, 
*El Descendimiento, 
*El Santo Sepulcro, 
*La Resurrección, 
*La Ascensión, 
*El Juicio Final. 
*La calle de la Amargura es la única que actualmente conserva su nombre, situada al inicio de la Av San Martín


Recopilación
Elba Romero López

Con datos del Libro Estampas caraqueñas/Graciela Schael Martínez


No hay comentarios:

Publicar un comentario