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martes, 15 de abril de 2014

Juegos tradicionales de Semana Santa




Tradiciones venezolanas en poemas 

arrimando una pa´l mingo de lo nuestro




Los Topotopos




Pares o nones

 Ernesto Luis Rodríguez


Miro tus manos tranquilas
y que los pozos más claras.
¡Tan negras las paraparas
relucen cual tus pupilas!
Tú las recoges. Vacilas
mientras la risa despuntas;
tu voz me tira sus puntas
y a pleno sol meridiano
cerrando toda la mano:
«Cuántas habrá?», me preguntas.
Clavel de trémulos dones
pone a sangrar tu corpiño,
y hasta mi propio cariño
juegas al pares y nones.
Quiza te muevan razones
que confesar no has querido;
por eso al verme perdido
dices con aire señero:
«Si tengo pares, te quiero;
si tengo nones, te olvido.»
Tiras mi suerte en azares
que son un grave tormento;
tus dedos cuento y recuento
y van saliéndome pares.
De dos en dos tus lunares
llevan atrás mis antojos.
Pares tus ósculos rojos
que le robé a la fortuna,
y como aljibes con luna
me dicen pares tus ojos.
Hasta los dengues sencillos
en ti son mimos ardientes,
y pues son pares tus dientes,
pares tambien tus zarcillos,
pares los blancos tobillos,
pares los senos saltones;
pienso por muchas razones
que tu cariño me gano.
Pero al abrirte la mano,
tu corazón dice «¡nones!»

Echando cocos
Autor: Ernesto Luis Rodríguez
(Zaraza, Guárico, 29/02/1916-Caracas, 24/10/1999)

Una tradición de la Semana Santa en Venezuela
  
www.iconosdevenezuela.com (arriba y abajo)


El boche 



Bolas criollas en Guárico bolascriollasdevenezuela.blogspot.com



Las Bolas Criollas es un deporte practicado principalmente en Venezuela. Como muchas otras costumbres, música y tradiciones venezolanas, este deporte  llegó a América desde España. Cuentan los cronistas de antaño que lo trajo un fraile español durante la época de la conquista.
Aquí en Venezuela se amañó este juego, aunque se hizo verdaderamente popular en la década de 1930. Pasó el tiempo y aproximadamente veinte años más tarde – a partir de 1956 -en Venezuela se le dio a este deporte una dimensión de alcance nacional, con ocasión de los Primeros Juegos Deportivos Nacionales.
Luego se fundó la Federación Venezolana de Bolas Criollas, lográndose su organización formal como deporte y desde entonces ha formado parte de todos los Juegos Deportivos Nacionales. De igual forma se han organizado los Campeonatos Nacionales de Bolas Criollas, que se realizan todos los años entre los meses de agosto y septiembre.
De Venezuela se pasó al otro lado de la frontera y llegó a Colombia (principalmente en Cúcuta) y más allá, a Cuba y a varias islas del Caribe como Aruba, Curazao y Bonaire, países donde se practica por igual en todas las clases sociales.

Arrime boche clavao

El juego consiste en colocar la mayor cantidad de bolas del mismo color cerca de una pequeña pelota no mayor de 5 centímetros de diámetro llamada mingo, la cual ha sido previamente lanzada a una distancia no menor a la mitad de la longitud de la cancha por alguno de los jugadores del equipo que fuese favorecido en sorteo.
Un jugador del mismo equipo que lanzó el mingo se encarga de arrimar una bola tratando de llegar lo más cerca posible del mingo. Le sigue un jugador del otro bando que busca, mediante arrime de una bola, posicionarla más cerca del mingo que la jugada por el otro equipo. Si lo logra le tocará jugar al primer equipo pero si no, seguirá jugando el segundo hasta colocar una bola más cerca del mingo que la del contrario (caso en el cual volverá la acción de juego al primer equipo) o hasta agotar sus 8 bolas, momento en el que le tocará al contrario jugar todas las bolas que le queden.
El boche es la acción de lanzar con fuerza una bola tratando de quitar la del oponente que está más cerca del mingo. Los boches pueden ser de aire, (se lanza la bola por el aire para caer directamente sobre la opuesta), o puede ser boche de marrana o rastrero, es decir, lanzar la bola a ras del suelo con mucha velocidad para impactar a la bola del contrario y sacarla del área del mingo. Para ser buen bochador se requiere fuerza, buena puntería y precisión en el tiro.
Arrimar es cuando se lanza la bola con suavidad, procurando quedar cerca del mingo. El juego se practica en una cancha o espacio de disposición rectangular que no tenga desniveles, generalmente en suelos de tierra arcillosa o arena. El juego se pone emocionante cuando un jugador lanza su bola con fuerza, golpeando el mingo, con lo cual varia toda la geometría y el curso del set.

Coplas de bolas (Simón Díaz)

De los juegos populares
Me encantan las bolas criollas
Parecen a tus cantares
Me comentó Félix Sosa

Si quieren jugar conmigo
Verme por una rendija
En el Club Los Cortijos
Los martes soy una fija

En mi Barbacoas querida
Una partida bien buena
Y un sancocho de gallina
Hacen riocrecer mis venas

Cuando en Valencia me espera
Una partida sabrosa
Además de sus arepas
En el Hípico es la cosa.

Y si en Tinaco quieren
Mirarme en una partida
A los Sosa que se lleven
A Tilo y Ton Maravilla.

No puedo dejar de olvido
Al bello San Sebastián
Donde los peones conmigo
Se jugaban hasta el pan.

A mi cumpleaños divino
Llegaron cien jugadores
Entre boches y licores
Me marcaron el camino.

Recuerdo esa tarde noche
Con Hernán Pérez al lao
Dimos como treinta boches
Todos quedaron clavaos.

Y en esa preciosa casa
De la familia cortijera
Palo le doy al que pase
Como perra callejera.

Pero no olviden señores
Jugadores cortijeros,
Cazadores, pescadores,
Todos somos embusteros.
( 

EL GALLERO

Ernesto Luis Rodriguez


Tibio de sol mañanero
lo vio pasar el sendero
rumbo al feliz caserío,
y sobre el brioso caballo
iban la vera y el gallo
y el corazón del corrío.

Tuvo sudor de aguardiente
y con la frase caliente
se presentó en la gallera.
No dijo cómo ni cuánto,
y el gallo afinó su canto
bajo la voz pendenciera...

Este, como un arrendajo,
voló después hacia abajo
y allí retó al adversario.
El otro, un pinto patudo,
dejó escurrir un saludo
para que oyera el contrario.

El aceptó sin protestas
y echaron flor las apuestas
donde el aliento se cansa:
-¡Voy a mi gallo diez pesos!-.
Y por los ojos espesos
le floreció la esperanza.

-¡Fuertes a reales!- La arena
se estremecía... ¡Qué buena
fue la picada del pinto!
Los picos se hicieron rojos
y sobre un gallo sin ojos
se conmovió el laberinto.

Tembló la vara en la mano:
-¡yo nunca he sido pueblano
y aquí se gana con trampa!
¡A naiden pago un centavo,
y que me salga el más bravo
para ensuciarle la estampa!-.

Puso de frente la vida,
y como un potro sin brida
que de un cocuyo se espanta
para que el viento se asombre,
el corazón de aquel hombre
se le escapó a la garganta.

Quedó sin voces el coro...
y en el caballo sonoro
salió de aquel caserío,
el gallo muerto en la silla
junto a la vera amarilla
y al corazón del corrío.

                     
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